domingo, 25 de noviembre de 2012


Resurrección de una nebulosa planetaria

Telescopios de rayos X observan el renacimiento de una estrella moribunda
Abell 30 es el nombre de una nebulosa planetaria ubicada a 5500 años luz de la Tierra, en la dirección de la constelación de Cáncer. Este estadio evolutivo se produce en todas las estrellas similares al Sol antes de la etapa de gigante roja, debido a inestabilidades térmicas presentes en sus capas más externas compuestas principalmente por helio. Así pues, las nebulosas planetarias se caracterizan la expulsión de material al espacio exterior a través de pulsaciones y de la formación de vientos estelares. Desde la Tierra, estos astros aparecen como objetos estelares brillantes envueltos en una nube formada por material gaseoso.
Observaciones anteriores en la banda óptica establecieron que Abell 30 se transformó en nebulosa planetaria hace unos 12.500 años, época en la que experimentó una primera expulsión de sus gases más superficiales. Sin embargo, hace aproximadamente 850 años, el objeto celeste experimentó una segunda fase de nebulosa planetaria. Ahora, datos recabados con los telescopios espaciales de rayos X Chandra de la NASA y XMM-Newton de la ESA pusieron de manifiesto la existencia de choques alrededor de la estrella entre materiales expelidos a diferentes velocidades.
Los astrónomos afirman que la emisión de la radiación X observada es el resultado de las colisiones entre los gases esparcidos durante la primera expulsión y el material rico en helio y carbono que componen el viento estelar debido al renacimiento de la nebulosa planetaria.
Además, sus cálculos sugieren que dichos gases fueron acelerados hasta los catorce millones de kilómetros por hora y que la interacción entre materiales a diferentes velocidades formaría estructuras complejas parecidas a las colas de los cometas, observadas solamente por los telescopios espaciales.
El hallazgo arroja luz sobre la evolución de estrellas como el Sol y el posible destino al que se enfrentará nuestro sistema solar en unos pocos millones de años.


20/11/2012
Astrophysical Journal

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